Comencé las sesiones de Rolfing con Marisa en la primavera del 2019. Unos tres meses antes, había sufrido una ciática, un problema crónico que no me afectaba así en mucho tiempo. Tras la fase de dolor inicial, lo peor de esta condición se hizo presente en el arco del pie derecho. No podía poner peso alguno en el pie, estuve de baja laboral durante dos meses y tuve que caminar con bastón. Cuando comencé con Marisa ya había vuelto al trabajo, pero seguía andando con bastón sin tener idea de cuando esto acabaría. Había agotado otras posibilidades de tratamiento con fisioterapia y en el ambulatorio.
Marisa rápidamente analizó dónde se encontraba el problema. Se fijó en que yo tenía una anomalía bastante rara: en los dos pies, el dedo gordo se apuntaba hacia arriba. Para mí esta situación era normal desde hacía años. Marisa consiguió que el dolor desapareciera del arco del pie y que los dedos gordos volvieran a una posición más normal. Esto me causó gran impresión, y además mi forma de caminar mejoró mucho.
Tras esa primera sesión, Marisa, siguió durante varias sesiones `realineándome´, corrigiendo los muchos malos hábitos que yo había acumulado durante mi vida. Descubrí la sensación de caminar con comodidad.
Marisa me ha enseñado muchas cosas sobre la recuperación del funcionamiento del cuerpo y la parte psicológica correspondiente, y ahora mucho depende de mí.